Oskar Delgado. Actor
Educando en la diversidad
Lleva más de 20 años haciendo reír a los bilbaínos interpretando el papel de Nagore Gore, una de las cuatro patas que forman el grupo de teatro cabaret Las Fellini. Pero, más allá del personaje, está Oskar, una persona nacida en Santutxu que tiene las ideas muy claras y que, pasito a pasito, ha llegado a ser una persona feliz, huyendo de los prejuicios y viviendo su vida en absoluta libertad.
Para el que no te conozca, cuéntanos quién es Oskar Delgado
Oskar soy yo (risas). Soy miembro del grupo de cabaret – teatro Las Fellini, que llevamos más de 20 años actuando todas las semanas en diferentes locales de Bilbao y ahora llevamos 14 en el Badulake, donde nos sentimos como en casa. Siempre me he dedicado a hacer teatro y esto es lo que más repercusión ha tenido para mí porque me ha permitido actuar en muchos sitios… Personalmente soy una persona muy soñadora, nada cuadriculado, que siempre vive el presente y, tal vez, soy un cabeza loca, pero siempre siendo consciente de lo que tengo que hacer, buscando ser feliz haciendo lo que me gusta. Necesito estar a gusto con lo que hago y, en ese sentido, sí veo resultados en todo el trabajo que he hecho porque soy muy feliz con Las Fellini y con otros proyectos que me llenan completamente.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Cuando la gente te manda mails diciendo que le alegras la vida, para mí es oro puro. Sí que tal vez podría haber estudiado una carrera o haber trabajado en otras cosas, pero esto es a lo que he querido dedicarme.
¿Y a qué crees que te habrías dedicado si no hubieras dirigido tu carrera hacia el mundo del espectáculo?
A un trabajo muy normal. Yo siempre intenté trabajos normales ya que, por ejemplo, hice las oposiciones de Correos, pero en este aspecto nunca he tenido mucha suerte…
…O igual no tenía que ir por ahí tu camino
Claro. Yo creo bastante en las cosas del destino, porque realmente la vida se me iba dirigiendo hacia esto; me acuerdo que estuve echando curriculums en Mcdonald´s y no me cogían mientras que cogían a mis amigos… señales que me indicaban que tenía que dedicarme a esto. También he tenido trabajos “normales” entre comillas y los he acabado dejando porque son trabajos en los que, en ocasiones, te tienes que relacionar con gente homófoba o con muchos prejuicios porque, por ejemplo, cuando estaba de barrendero, tenía que estar escondido en el armario porque no me sentía a gusto con ciertas personas.
¿Crees que la sociedad ha cambiado en este aspecto?
Yo creo que no ha cambiado tanto… por un lado creo que vamos mejor en cuanto a leyes, pero seguimos con un grado de homofobia bastante importante. Yo siempre he sido militante del movimiento gay y veo que en esta sociedad hay una parte muy grande de homofobia que pesa especialmente sobre los gays, las lesbianas, los transexuales y todos aquellos que somos diferentes a la norma heteropatriarcal. Somos personas que no estamos protegidas… las leyes están ahí, pero si me ponen en un trabajo con alguien que está soltando comentarios homófobos no puedes hacer nada. Yo cuando era muy joven lo pasé muy mal y es como ahora con el acoso que sufren las mujeres… te tienes que poner en su pellejo para saber lo que es ser mujer, y ya no te digo siendo mujer, negra y lesbiana. Por ejemplo, en Lanbide te mandan a hacer cursillos e historias y les da igual meterte con un grupo de “machirulos”, no son capaces de hacer cursos de reciclaje con este tema y dejar claro que los que no estamos en ese marco de la heteropatriarcado no tenemos por qué tener la obligación de ponernos el mundo por montera, sino que tenemos que sentirnos protegidos.
Sí, porque todavía se ven casos como el de La Prohibida en la cabalgata de Reyes de Vallecas que reflejan el estado de esta sociedad ¿no?
Ahí se ve la homofobia que hay, porque La Prohibida ha recibido incluso amenazas. ¿Qué tiene la gente en la cabeza? ¿Qué creen que iba a hacer en el desfile? Aquí se ningunea a las travestis y a los transformistas, mientras que en países más desarrollados hay travestis presentando incluso programas infantiles; aquí hemos llegado al punto de que un gay o una lesbiana pueden presentar un programa pero ¿cuándo va a llegar el siguiente paso? ¿Dónde estamos los transformistas que somos los que damos la cara y cubrimos un hueco importante en la educación? Se trata de educar en la diversidad y ahí estamos mucha gente luchando porque la gente lo entienda y por eso me parecía importante lo de La Prohibida… ¿cuántas veces me habría gustado tener un modelo así cuando era niño? Pues esa es la función que podía haber desempeñado La Prohibida porque, si en vez de ver lo de siempre, los niños pudieran ver algo inclusivo, para ese niño o esa niña que se siente diferente sería un enorme apoyo psicológico. Es algo que no se puede cuestionar y los “cabezabuques” que hablan de respeto… ¿no pueden pensar en los niños y pensar que esto no es algo que se elige? Lo único que se elige es tu manera de vivir y si quieres salir del armario o no. Pero yo lo que decido es ser feliz con lo que tengo dentro y sé que no estoy equivocado.
A pesar de ser un grupo de humor, en ocasiones mostráis vuestra faceta más reivindicativa con alegatos como el de la Aste Nagusia contra la violencia machista…
Sí, porque hay cosas muy serias. Yo soy una persona que odia la violencia y creo que todo se consigue dialogando, y lo de la violencia machista me parece tremendo… que una mujer no pueda andar por la calle es una pasada, ahora parece que hay más porque parece que estamos más concienciados y sale más en los medios, pero es algo que siempre ha existido y por eso hay que informar y mostrar la realidad.
Aparte de Las Fellini, también estás inmerso en otros proyectos como el programa de radio o “Rosaura”…
Ahora estoy a tope con Rosaura sacando un capitulo al mes, pero habrá un momento que, al igual que he hecho con la radio, pararé porque también necesito desconectar de los proyectos para echarlos de menos y volver a ellos con más ganas. Con Rosaura empezamos en 2008 animado por mi marido y es maravilloso ver cómo ha evolucionado desde entonces porque ves cómo ha cambiado la gente, es algo super bonito y un recuerdo precioso… una especie de diario travesti (risas), y gracias a eso le he ido cogiendo cada vez más cariño a Rosaura. No sé cuánto durará, pero yo quiero llegar al capítulo 100.
Hablando de Las Fellini, ¿cuál es la clave para aguantar 20 años juntos?
Ser amigos. Tenemos tantas vivencias juntos fuera del escenario que estamos muy unidos y casi somos una familia. Los que estamos ahora estamos super felices porque Jeyxi, Caprichosi y yo estamos desde hace tiempo y ahora ha entrado Barbara Kaldo, que se ha adaptado fenomenalmente y estamos pletóricas.
Para terminar, háblanos de tu barrio
El barrio de Santutxu me encanta, tengo muchos rincones favoritos y, sobre todo, yo salía mucho a pasear por la parte del polideportivo, por el parque de Txurdinaga, por Bolueta… aquí he vivido toda mi vida y tengo muchos recuerdos de aquella época. La gente es muy campechana en comparación con otros barrios que no voy a nombrar, tiene un espíritu muy familiar y es un barrio que se autoabastece solo porque hay de todo.
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