Un toque de atención
En Santutxu y + conocimos a Sergio por el libro de cuentos “Bizkaia y sus pueblos entre cuentos”, realizado junto a la ilustradora Ainara García Alava. Entrevistándole, descubrimos su faceta de “escritor errante” que va por las casas presentando sus trabajos, una manera diferente de hacer llegar la literatura a la gente. Ahora regresa con “Sé que me ves”, una novela un tanto oscura en la que hace una reflexión sobre los tiempos actuales y en la influencia negativa que las nuevas tecnologías pueden tener en nuestras vidas si no sabemos utilizarlas correctamente.
¿Cómo surge la idea de “Sé que me ves”?
Al final, yo llevo tiempo escribiendo y quiero dedicarme a esto, por lo que siempre estoy atento a las ideas que pueden ir saliendo. Esta novela, por su temática, podría desarrollarse en cualquier ciudad pero se me ocurrió en un viaje a Algorta; de eso que vas en el metro, empiezas a imaginarte cosas y ves a todo el mundo con las pantallitas del teléfono, la tablet… es una crítica social y de ahí nace esa idea que me inspiró inmediatamente.
Supongo que esa situación que se vive día a día todavía es más llamativa para los que hemos vivido la época en la que todo el mundo hablaba y leía libros en papel en el metro ¿no?
Así es, ahora entras al metro dices “hola, buenos días” y el raro eres tú; ese es el problema, que todo ha cambiado mucho y muy rápido.
La novela se mueve entre el género de terror, el thriller y el drama, ¿has buscado un cambio de registro respecto a lo que habías hecho hasta ahora?
Sí, pero no. Sí que es una novela dura, con un toque oscuro, pero yo lo que no quiero es encasillarme en ningún género, me gusta que las ideas broten y que se vaya creando la historia. En este sentido, desde el principio quise meter a la protagonista en esa disyuntiva y mostrarla dentro de este discurso social tan neurótico, tan acelerado, individualizado y gris en el que vivimos. Si fuéramos un poco más abiertos y conscientes, nos daríamos cuenta de que estas cosas pasan más a menudo de lo que pensamos y esa es la reflexión que se puede hacer después de leer la novela.
Este es un tema que podría dar para muchas historias…
Por supuesto. Es un tema que se debe tratar más, en un momento de la novela se nombra “1984” de George Orwell, que creo que todo el mundo debería leer, porque parece que es hacia lo que vamos.
¿Crees que todavía no somos conscientes del daño que pueden hacer estas nuevas tecnologías?
Así es. Yo, por el libro “¿Y por qué no?” y por mi condición de escritor errante hablo mucho con la gente y veo que ese contacto personal es casi una manera de rebeldía ante esta sociedad de las pantallas y eso es un poco lo que he querido trasladar en “Sé que me ves”. Sí que es cierto que puede ser una novela dura, pero lo importante es no quedarse en eso, sino hacer la lectura de que, tal vez, todavía podemos cambiar las cosas.
Hablando del contacto personal, parece que cuando alguien se dirige a nosotros está violando nuestro derecho a la privacidad y luego dejamos entrar a miles de personas en nuestras vidas a través de las pantallas… algo ridículo ¿no?
Es tremendo, se dan circunstancias muy absurdas, y a eso nos lleva el miedo que transmiten los medios que nos hacen magnificar lo negativo… pero todo eso se rompe al hablar con la gente porque, a veces, surge la magia gracias a ese contacto personal.
No obstante, y tal y como escribes al principio de la novela, las nuevas tecnologías no tienen por qué ser malas, siempre y cuando se utilicen de manera correcta…
Sí, son peligrosas si no se ponen límites. Como te decía antes, hoy en día es causa de estupor que alguien entre en un sitio y salude, cuando creo que es algo básico… o lo que pasa con las fotos, que sacas 1000 y no las vuelves a mirar… al final, se pierde el valor de las cosas y lo que quiero con este relato es dar un toque de atención; podemos hacer esa reflexión de que, al final, todos vamos en el mismo sentido siguiendo el curso del río y, a lo mejor, lo que hay que hacer es parar y mirar desde fuera si vale la pena seguir ese camino o debemos ir contracorriente. En ese sentido, Andrea Solozábal, la protagonista, también está involucrada en todo esto porque yo lo estoy… todos jugamos a ese juego, pero hay gente que lo querrá ver y otros que no. Si eres un poco crítico, pienso que se pueden sacar lecturas interesantes leyendo esta novela.
Hablando de tu otra faceta, ¿todavía sigues siendo el escritor errante?
Sí, siempre lo voy a ser. Hasta el momento, llevo 10 novelas escritas y cada vez soy más optimista y veo más apoyos. Creo que conoceré en breve al lector 12.000 y es una gozada vivir todo esto. Mi trabajo como escritor lo desarrollo ahora en tres líneas narrativas: ficción, no ficción con “¿Y por que no?” y la de los peques, con Ainara, trabajos en los que, entre los dos, intentamos que los más pequeños lean y conozcan lo más cercano.
¿Cómo escritor, lo de seguir yendo por las casas vendiendo tus novelas también tiene algo de “egoísta”, en el sentido de que tras cada puerta puede haber una historia?
Puede ser. La verdad es que tienes que hacer una criba brutal, ya que son varios miles de negativas pero también hay muchos síes y por eso seguiré añadiendo historias nuevas. Lo que empezó, tal y como explico en mis primeras historias, “como una huida sistemática ante la indigna situación de quedarme sin empleo”, ahora ha cambiado y ya trabajo con esas tres líneas narrativas y con muchos proyectos en mente que desarrollaré a través de “Literaria kalean”, la entidad de promoción cultural que he creado junto a Ainara para fomentar que surja la creatividad y que la gente lo exprese como quiera. Los talleres que hacemos con esta entidad los movemos por colegios y es una gozada verlos disfrutar y dar una utilidad a nuestro trabajo… por eso es literatura kalean, porque salimos a la calle y nos movemos para mostrar nuestros trabajos y ver la cara de la gente cuando lo descubren.
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