Recogiendo los frutos del trabajo bien hecho
Siempre es un placer charlar con uno de nuestros actores más importantes, y más ahora que está viviendo un momento profesional dulce. Si el mes pasado veía como su primer cortometraje como director, “Il dolce far”, era proyectado en la sección oficial del festival Zinebi, el mes de Enero, su obra “Caballo / Dostoievski” estará en el Teatro Arriaga y ya está confirmado que, próximamente, también se representará en el Corral de comedias de Alcalá de Henares, la cuna del teatro barroco… recompensas al trabajo y al esfuerzo de este luchador que está llevando el nombre de Otxarkoaga a todos lados. La charla que mantuvimos con él fue, como siempre, amena, extensa y, sobre todo, muy interesante, por lo que no podíamos obviar nada de lo que nos contó y hemos decidido hacerla en dos partes; de momento, aquí tenéis la primera, y ojalá disfrutéis leyendo la entrevista tanto como yo disfruté haciéndola.
Para centrarnos en lo más inmediato, acabas de salir de la proyección en Zinebi de “Il dolce far”, tu primer cortometraje como director; cuéntanos de qué trata este documental.
“Il dolce far” es el dulce hacer relacionado con el arte, porque cuando amas realmente el arte, eso te hace superar cualquier piedra que te encuentres en el camino. La esencia del título son una serie de encuentros pactados con amigos como Jacopo Cascella, Romeo Orsi, el profesor Eugenio Bononi… Cuando estoy tomando testimonio a estas personas, me doy cuenta de que la mirada se les ilumina al hablar de aquello a lo que se dedican. En ellos encuentro esa cosa que es especial, con unas expresiones muy fuertes, muy fotogénicas y atractivas a nivel cinematográfico.
El documental está grabado en Italia. ¿Por qué decides ir allí?
En relación al arte, la vida te va colocando en un lugar o en otro y, en este caso, yo tuve la oportunidad de ir allí y no me lo pensé. Me llevé un equipo muy potente pero mínimo, con Kenneth Oribe de director de fotografía, mi productora Lourdes Naranjo, mi técnico de sonido Txus Martín y en el montaje Urko Olazabal. Pero hablando del entorno, que es mágico, el rodaje lo hicimos en dos localizaciones como son el Palazzo Fantoni Bononi y el Castello de la Verrucola, donde se producen estos encuentros con gente de la cultura toscana. Todo está unido por el nexo del placer de hacer, de disfrutar y amar lo que hacen, todo relacionado con la cultura: escultores, pintores, una mujer que organiza conciertos de Bach, un hombre que tiene el primer museo de la imprenta de Italia… todo empapado de ese encanto especial que tienen estas personas y este entorno.
¿Fue complicado abordar este primer trabajo como director de cine?
En un principio íbamos con la idea de ir viendo qué encontrábamos cada día, y siempre nos encontrábamos muchísimas cosas interesantes, por lo que reunimos mucho material; posteriormente, en la sala de montaje, fui dando brillo a lo que llamamos “los momentos mágicos”, aquéllos en los que surgía la verdad y la esencia de estas personas. Cinematográficamente, sí que es un trabajo muy personal porque lo que he hecho ha sido el cine que a mí me gusta ver. Es curioso que, viniendo de la ficción, mi primer trabajo como director de cine haya sido un documental, pero eso es porque, últimamente, encuentro en el documental o en esa ficción que trabaja en los márgenes a nivel narrativo, el cine más interesante que se hace en la actualidad. A nivel cinematográfico, ahí encuentras un campo que no tiene etiquetas y que está al margen de la industria y de la rentabilidad económica, sin la presión de encontrar una narrativa que le guste al gran público, sino yendo a la pieza donde crees conservar aquello que quieres contar de cualquier forma, con una narrativa arriesgada, experimental, o incluso convencional… pero ahí encuentras la belleza del cine.
Primer trabajo y ya seleccionado para la sección oficial de Zinebi… vaya sorpresón ¿no?
Pues sí, ha sido un notición y estar seleccionado ya ha sido un premio en sí mismo. Pero sí que ha sido una gran sorpresa, ya que está hecha con muy pocos medios pero con muchísimo amor al cine, y que te seleccionen para la sección oficial internacional a concurso… imagínate, casi ni me lo podía creer, porque también es algo que yo hago sin ningún tipo de pretensión porque sí me gustaría resaltar que, mientras que como actor tengo mucha ambición, como director no tanta. Pero, como te decía, el solo hecho de estar seleccionado y, sobre todo la respuesta de la gente que lo ha visto, para mí ya son un premio y un gran empujón para seguir por este camino porque ya tengo más cosas en la cabeza. Hay alguna que ya está bastante avanzada, pero tengo que ir ajustando fechas porque, al final eso es lo más complicado; ahora estoy a tope con el teatro y tengo que aprovechar los momentos que me deja libre para llevar a cabo los otros proyectos, así que, en mi caso, casi no hay diferencia entre el tiempo libre y el trabajo… pero no me quejo, porque no hay nada más bello que trabajar en lo que te apasiona.
Hablando de teatro, también has recibido otro gran premio como es poder representar tu obra “Caballo/Dostoievski” en el Teatro Arriaga…
Sí, pero todavía hay otro premio más y es que han escogido esta obra para representarla en el Corral de comedias de Alcalá de Henares, donde estrenaba Lope de Vega, lo que fue la cuna del barroco español y donde nació Cervantes… ahí se va a representar una historia sobre Otcarkoaga. Imagínate el orgullo que es para mí que mi trabajo esté programado entre la obra de Jose Luis Gómez, para mí el mejor actor de España y la de Daniel Abreu, premio nacional de danza.
¿Qué se va a encontrar la gente que vaya a ver la obra?
Van a ser dos representaciones muy especiales el 28 y 29 de enero, para las que he escrito dos escenas nuevas, contaré con la participación de dos corales, un nuevo número musical y en un formato muy íntimo y cercano con muchas sorpresas, pero no quiero destripar nada, porque es mejor que la gente lo vea.
En cuanto al argumento, se van a encontrar algo que hemos vivido todos los que hemos crecido en los 80, ya que es una historia universal, aunque la lacra de la heroína atacó de una manera más salvaje en el País Vasco. Se trata de la historia de una familia cualquiera de emigrantes que llegaron a trabajar al País Vasco y que, de repente, son atacados por una cosa que nadie conocía ya que nadie sabía el daño potencial que podía causar la heroína. A partir de aquí, se cuenta la historia universal de aquellos que sufrieron la lacra de esta droga. Dostoievski aparece en el título porque sobrevuela toda la obra “Memorias del subsuelo” del autor ruso, que releo a la vez que escribo “Caballo”, porque en ella se habla sobre la autodestrucción del ser humano; en nuestro caso, la pregunta que podemos hacernos es por qué entraba la gente en la droga… yo tengo mis conclusiones y cada una las suyas pero, básicamente, la clave es el desconocimiento de los daños que podía causar en un futuro inmediato a la gente que entraba en ello.
¿A quién va dirigida esta obra?
Como te digo, es una historia universal, por lo que está dirigida a todo el mundo. Pero ahora mismo, estamos viviendo un repunte del consumo de heroína entre los jóvenes, por lo que animaría a los docentes de institutos que invitaran a sus chavales a que fueran a ver la obra, porque es fundamental que sepan dónde se están metiendo, ya que ellos no han visto el daño que causa la heroína como lo hemos visto nosotros.
¿Se habla en “Caballo/Dostoievski de esas teorías que explican cómo se introdujo en Euskadi la heroína de una forma intencionada?
Por supuesto, se habla de ello y, de hecho, se dan datos concretos. Aquí sí que voy a mojarme y, evidentemente, no se puede generalizar ni culpar a gente que luchó contra ello, pero ahí está el informe Navajas que no se lo ha inventado nadie y que, por supuesto, he estudiado para hacer la obra. Como dato, te diré que hay un informe que indica que en la misma época, en el norte de Italia, el número de heroinómanos triplicaba al del resto del país, en el norte de Irlanda, lo mismo, y en el norte de España el dato de heroinómanos en el País Vasco superaba con creces al del resto de la península. Se puede hacer una reflexión, pero tiene que ser profunda y con rigor, y lo que es cierto es que fue un genocidio, porque se habla de 400 vecinos empadronadas muertos en una década, sin contar los datos de la gente que pasaba por aquí… son datos terribles porque hablamos de miles y miles de heroinómanos. Yo lo cuento en la obra, pero la gente está en su derecho de argumentar si piensa lo contrario, pero aplicando el sentido común, porque no es de recibo que esto se utilizara como un arma política; eran años muy duros en los que hubo gente que tenía que ser responsable y fue muy irresponsable y el dato de introducción de esta droga está ahí. No olvidemos que esta droga se consume en micras y entraba por kilos, así que está claro alguien lo metía con cierta impunidad.
(Continúa en el próximo número)
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