Agus y Montse llevan más de 40 años trabajando en la Farmacia Peña, uno de los comercios veteranos de Otxarkoaga. Tanto tiempo juntas da para muchas anécdotas y muchas historias y, sobre todo, para forjar una fuerte amistad verdadera. Para conocer mejor a esta famosa pareja de farmacéuticas, nada mejor que tomar un café con ellas en la cafetería del mercado y que nos cuenten cómo han vivido el paso de los años en el barrio.
Una pareja muy bien avenida
¿Cuándo empezáis a trabajar en la farmacia?
Yo (Montse) llevo 47 años, desde que estaba el padre David, nuestro jefe actual. Estuve unos años con otra chica que se marchó cuando se casó y, entonces hace unos 44 años, es cuando vino Agus… así que llevamos aquí toda una vida, llevamos más tiempo juntas que con nuestros maridos (risas).
Se os ve una pareja bien avenida ¿no?
Pues la verdad es que nunca hemos reñido, sí que alguna vez hemos podido tener nuestras diferencias de opinión porque somos muy diferentes, pero discutir, nunca.
¿Ha cambiado mucho el barrio desde que empezasteis en la farmacia?
La verdad es que hemos vivido un montón de cosas y, por ejemplo, nos tocó la época dura de la droga y sí que tuvimos nuestros problemillas, aunque no fue como lo pintaba la prensa, porque hay muchas cosas que se contaban y todavía hoy se cuentan del barrio y que no son ciertas; nosotros vivimos esa época porque nos tocó y sufrimos algún robo pero nunca nos ha pasado nada, porque nos sentimos muy queridas y protegidas por la gente del barrio.
Supongo que eso es algo que os habréis ganado, después de tantos años de relación con la gente…
La verdad es que siempre nos hemos involucrado mucho con la gente porque les conocemos a todos de toda la vida, hemos visto crecer a los chavales, hemos visto envejecer a la gente y, por desgracia, también hemos visto mucha gente morir. Pero, por ejemplo, me acuerdo de una señora que nos contó una vez que no tenía luz en casa porque no tenía quien le cambiara la bombilla y allí que nos fuimos a su casa a ponérsela… esas cosas te dan mucha pena porque sabemos que hay mucha gente en el barrio que necesita ayuda porque Otxarkoaga ha envejecido mucho. Por eso, nuestra debilidad es la gente mayor porque les hemos visto jóvenes, con hijos… son casi como parte de la familia y la verdad es que tendríamos historias para escribir un libro (risas). Pero la verdad es que nos sentimos muy respetadas por toda la gente del barrio, sobre todo con los de toda la vida. Nosotras, en ese sentido, pensamos que se tenían que haber dado facilidades a los hijos de la gente que ha vivido aquí tantos años para que se quedaran con los pisos cuando se morían sus padres, porque ellos son que más podían luchar por el barrio porque son los que lo han conocido desde niños.
¿Qué diferencias existen entre una farmacia y otro tipo de comercios?
Aquí no se pueden hacer ventas rápidas, hay que tener mucha paciencia con la gente mayor y, a veces, te puedes tirar una hora con un cliente. La farmacia es como un confesionario donde la gente te cuenta cosas que no contaría a nadie. Muchas veces incluso piensas que no te gustaría conocer tantas cosas porque nos involucramos muchísimo. ¡Anda que no nos ha tocado veces ir a repartir pañales o medicamentos después de salir de trabajar!… pero es que me gustaría que los responsables del ayuntamiento vinieran un día y vieran lo difícil que es el acceso a algunas viviendas por todas las escaleras que hay que subir.
¿Habéis notado mucho la caída del pequeño comercio de barrio en todos estos años?
Muchísimo. Han ido desapareciendo todas las tiendas y aquí, por ejemplo, ya no queda ni un bar y por eso muchos pasan por la farmacia cuatro veces al día porque, como te decíamos antes, la gente tiene mucha necesidad de hablar y que le escuchen; hay que tener mucha paciencia con ellos porque son nuestros mayores y hay que escucharlos y respetarlos..
Montse, creo que te jubilas dentro de poco, ¿qué vas a hacer ahora, después de tantos años en la farmacia?
Montse: Tengo muchas cosas que hacer: cuidar a mi nietecito, a mi madre… mi marido ya está jubilado, así que también podemos hacer planes juntos. Ahora quiero tranquilidad y hacer lo que yo realmente quiera, sin estar pendiente de horarios.
Agus: A mí me da mucha pena, la voy a echar mucho de menos, pero se lo ha ganado después de tantos años de trabajo y me alegro mucho por ella.
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