Un ejemplo de convivencia que se encuentra en peligro
Recientemente, el Gobierno Vasco ha presentado una normativa que modificaría el funcionamiento de la Educación para adultos (EPA) y que afectaría a los alumnos que asisten al centro educativo de Ramón y Cajal, donde diariamente se imparten clases para extranjeros y también para personas mayores, aparte de formación no reglada como cursos de inglés, euskera o informática. Para saber de primera mano cómo afecta esta nueva normativa a la gente que asiste al Ramoni cada día, convirtiendo las clases en un ejemplo de diversidad cultural y convivencia, hemos charlado con Jon, el conserje del centro.
¿Qué servicios ofrecéis en este centro?
Este es un centro de Educación para adultos que depende del de Iturribide y aquí se empieza desde el nivel más básico con clases para extranjeros o educación para gente que justo sabe leer y escribir junto con gente que ya sabe más y que viene a mantenerse activa. También se dan clases de euskera, ingles e informática.
Cuéntanos en qué consiste la nueva normativa del Gobierno Vasco para los centros de Educación para adultos.
Han sacado una normativa por la cual, la gente que está estudiando estos grados, tiene que avanzar y pasar de curso en dos años. A ello se sumaría la propuesta de sacar de los centros de EPA la formación no reglada como los cursos de informática para los mayores o las clases de inglés y euskera. Lo que han hecho es aplicar la normativa de mala manera porque ya me dirás qué diferencia hay de 5 a 10 alumnos o que tengan 60 ó 80 años…
¿Y cómo afecta esto a la gente que está ahora en el centro?
La cuestión es que la gente joven sí que avanza más rápido, pero el problema de las personas mayores es que vienen aquí para hacer lecturas y cosas sencillas que les mantienen entretenidas. Eso les sirve para servirse útiles, aparte de ser muy beneficioso para la salud.
¿Qué solución se les puede ofrecer?
Se les planteaba la opción de hacer un módulo en CEBAD, pero está claro que eso no es viable porque ellas lo que quieren es estar entretenidas aquí en el barrio con sus amigas, no desplazarse hasta Bolueta. Hablando con las profesoras, me hablaban de ver la posibilidad de hacer una especie de módulo especial de formación no reglada para estas personas mayores; pero el problema que tenemos es que el espacio es del Ayuntamiento, que es quien paga a los trabajadores del centro, pero estas cuestiones de educación dependen del Gobierno Vasco, que son los que tendrían que poner los profesores.
Por lo que veo, el problema que se plantea ya no es tanto a nivel educativo ¿verdad?
Pues sí, porque aquí viene gente de todo tipo y edades, ellos lo enfocan a nivel educativo y lo entiendo porque lo paga el departamento de educación, pero yo creo que también hay que mirar el componente social: esas mujeres que se sienten útiles, se mantienen activas y se relacionan entre ellas, la mujer de 86 años aprendiendo junto a jóvenes extranjeros… es un ejemplo de convivencia, porque hay una diversidad cultural absoluta y a todo el mundo se le acepta aquí… esa es la realidad del barrio y no la que te muestran en ciertos medios.
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