Recuperando la memoria para no olvidar el pasado
Baskale es una asociación vasco – alemana que se fundó en 2010 y que trabaja en temas relacionados con la memoria histórica. Actualmente están realizando una investigación en la que, bajo el nombre de “Mujeres en Santutxu en el siglo XX”, están recabando testimonios de personas que vivieron en el barrio durante la época de la posguerra y la transición, para conocer más datos, por ejemplo, del Chalet de Orue, uno de los grandes misterios de aquella época. Para llevar a cabo este trabajo, es fundamental la colaboración de todas aquellas personas que puedan aportar alguna información, por lo que desde la asociación agradecen toda la ayuda que puedan recibir y hacen un llamamiento a la gente de Santutxu. Desde este periódico, nos sumamos al llamamiento y por eso hemos querido entrevistar a dos miembros de Baskale para conocer mejor el trabajo que realizan.
¿Cómo se crea Baskale?
Andrea: Cuando llego a Euskal Herria desde Alemania, en el 2001, estaba en auge el tema de la memoria histórica y había muchas asociaciones buscando a sus familiares. Yo conocía algo, pero no tantos detalles. Soy pedagoga de profesión, no historiadora, y por eso empiezo poco a poco, participando en levantamientos de fosas. A la vez, también empezamos a investigar los crímenes de la Legión Cóndor y, para tener acceso a ciertas cosas, creamos una asociación que se llamó Baskale. Desde entonces, hemos trabajado en diferentes temas: hemos hecho una exposición, un documental, hemos viajado con grupos… Hablando de Santutxu, a partir de las charlas que dábamos, empezamos a escuchar lo del chalet Orue y que ahí hubo una cárcel de mujeres y empezamos a investigar.
Oiane, ¿cuándo entras tú en la asociación?
Oiane: Yo me incorporo cuando Andrea me pide que participe en el documental y entablamos una buena relación, y ya llevamos un año y medio trabajando en este proyecto de historia de Santutxu en clave femenina.
Andrea, ¿habías hecho algo similar en Alemania?
Andrea: Siempre había tenido inquietudes allí, aunque sólo hacía cosas a nivel personal o en grupos feministas o sociales.
¿Qué buscáis en esta investigación que estáis haciendo en Santutxu?
Andrea: En principio, queríamos información de gente que hubiera conocido la cárcel del Chalet de Orue, porque choca el olvido que hay en torno a este tema. Pero el proyecto de este año no se limita a represión en las cárceles; lo hemos llamado “vida, trabajo, represión, lucha y resistencia” y ahí entra casi todo lo que nos puedan contar desde la época de la guerra hasta los 80; las mujeres tuvieron prohibido trabajar durante muchos años y nos gustaría saber, por ejemplo, dónde se reunían, cómo era su vida o el papel que tuvo la iglesia en aquellos años.
Oiane: Eso es, nos gustaría destacar también el mundo laboral en los años 70, una época de huelgas y en la que las mujeres entraban en el mercado laboral; también queremos dar importancia al tema del euskera en el barrio, porque aquí ha habido grupos que se han encargado de recuperar la cultura euskaldun después de 40 años de represión y que, durante la dictadura, tuvieron que trabajar en la clandestinidad.
¿Qué cosas habéis conseguido hasta el momento?
Oiane: Yo creo que hemos conseguido lo más importante, que son entrevistas y testimonios de hijas de mujeres que estuvieron en esa cárcel. Ellas nos han contado lo poco que recuerdan, pero todos esos recuerdos son muy importantes porque son testimonios casi directos y es fundamental encontrar gente que nos pueda contar algo, por poco que sea.
Supongo que, a la hora de llevar a cabo un proyecto como este, es fundamental el trabajo de investigación…
Andrea: Sí, porque a nosotras no nos interesa tanto el trabajo de archivo, que también lo utilizamos, como el testimonio social, de las personas. En este sentido, es curioso porque si empiezas a hablar con una mujer siempre te dice “pues yo conozco a otra que…”, y vas tirando del hilo y consigues mucha información, es un trabajo curioso pero muy bonito… aunque también costoso, porque hay que hablar con mucha gente y trabajar mucho hasta que llegas a conseguir testimonios importantes.
¿Todavía hay miedo a hablar de según qué cosas?
Oiane: Sí, yo creo que puede ser un mecanismo de defensa, pero mucha gente que ha vivido alrededor de la cárcel no quiere ni hablar de ello. Si hablas directamente sobre el franquismo mucha gente se echa para atrás, porque ha sido tanto el miedo que ha habido, que enseguida se cierran; por eso hablamos de recuperar la memoria histórica en femenino y, dentro de ello, ya situamos la represión y ese periodo. La verdad es que hay de todo, pero han pasado 80 años e imagínate lo que fue eso para que la gente no quiera ni hablar de ello.
Andrea: La dictadura todavía tiene una gran influencia en todo y eso se ve en cómo el miedo y el silencio pasan de generación en generación, en personas que viven sin saber qué fue de sus abuelos o sus padres. De todas formas, todos los documentos y testimonios son valiosos y se mantendrá el anonimato de las mujeres que así lo quieran.
¿Creéis que, a pesar de los repuntes fascistas de los que estamos siendo testigos en los últimos tiempos, hay una mayor concienciación en la sociedad respecto al tema de la memoria histórica?
Andrea: Sí, yo lo veo así pero tampoco puedo hablar de cómo era el periodo anterior a 2001, cuando llegué aquí. Sí que se ven cosas esperanzadoras como, por ejemplo en Gernika, donde se ha creado una asociación llamada Ilobak, formada por nietos y nietas de los que vivieron todo aquello y que continúan trabajando en el tema; es importante que se mantenga eso porque la generación de sus padres, es decir, las hijas e hijos de los que lo sufrieron, igual no quieren recordarlo porque lo han vivido directamente. Por eso es fundamental la participación de los más jóvenes en este tema para transmitirlo, para conocerlo… y para que no se repita esta tragedia.
Oiane: Me gustaría destacar que el tema de la memoria histórica lo están llevando a cabo las asociaciones y personas desde el punto de vista personal o colectivo, pero desde las instituciones casi no se trata el tema. Todas las investigaciones las han hecho las asociaciones o las personas de los pueblos y es llamativa la poca responsabilidad que han tenido las instituciones a la hora de trabajar en esto.
¿Pensáis que esta mayor concienciación tiene algo que ver con que en Euskadi sólo se hablaba de lo que se denominó “conflicto vasco” y ahora se da prioridad a este otro tema que parecía olvidado?
Oiane: En ese sentido, es importante saber que la historia es algo continuo, y que este “conflicto” también está dentro de un efecto causa – consecuencia. No es que ese conflicto saliera de la nada, sino que está todo tan interrelacionado que se puede hacer un hilo conector entre unas cosas y otras prácticamente desde principios del siglo XX. Parece que se cierra una puerta y se abre otra, pero no es así.
Otro tema en el que trabajáis desde Baskale es el feminismo en todas sus vertientes. ¿Cómo veis la situación actual en este sentido?
Oiane: Hablando de eso y conectándolo con la historia, la segunda República trajo un poco de libertad, por lo menos en cuanto a la ley, en los derechos femeninos, y ahí se abrió todo un mundo aunque después se volviera a la caverna de nuevo. Eso se nota en que las generaciones que han crecido en la segunda república son más liberales en sus costumbres que las de la siguiente generación, la que creció en el franquismo. Pero en la actualidad, la clave de la discriminación está en la economía, en el reparto de los trabajos y de la riqueza y, mientras eso no se cambie, da igual que se hagan leyes igualitarias, que se discrimine positivamente o lo que sea porque, si yo por el mismo trabajo cobro menos, nunca vamos a acabar con el problema.
Andrea: Eso se ve en la posición de las mujeres en la sociedad, en las instituciones o en los puestos directivos de las grandes empresas; el gran problema de esto es que hemos crecido asumiéndolo como algo normal y no es así. Por eso es tan importante recuperar la historia de las mujeres en todo lo que tiene que ver con la guerra. A menudo, se intenta recuperar la historia de los gudaris que sobrevivieron, luego viene la segunda parte de cómo sufrieron los hombres la posguerra, los fusilamientos… pero nunca se habla de las mujeres. La mayoría de documentos dan muchos datos e información sobre los hombres encarcelados, pero no así de mujeres presas y eso es consecuencia de la poca importancia que se les daba a las mujeres. Ellas mismas se han infravalorado tanto que, cuando vas a entrevistarlas, te dicen “¿de qué te voy a hablar yo?”. De los tres pilares de la memoria histórica (verdad, justicia y reparación), todavía estamos con el primero, estamos buscando la verdad, porque realmente no sabemos nada. Por eso queremos que las mujeres nos cuenten lo que recuerden, aunque sean pequeños detalles.
Oiane: Además, ya es una cuestión urgente, el tiempo juega en nuestra contra porque las mujeres que vivieron aquello ya son muy mayores.
Andrea, hablando del tema de la memoria histórica y de las muestras de exaltación del franquismo que a diario vemos en las noticias, ¿sería posible algo similar en Alemania con el nazismo?
Oiane: La cuestión es que Alemania perdió la guerra, pero en España ganaron los franquistas.
Andrea: A mí, cuando llegué, me sorprendió mucho esto. Me gusta visitar lugares nuevos y, cuando he ido a sitios como Cantabria o La Rioja me sigue chocando ver calles con nombres de generales; esto en Alemania no existe, pero sí el neofascismo que, como decíamos antes, está creciendo tanto en todas partes.
¿Colaboráis con otras asociaciones?
Andrea: Sí, depende del caso que estemos trabajando, trabajamos con unas o con otras. En este caso, en el barrio nos hemos puesto en contacto con la Asociación de familias de Santutxu y con el grupo feminista Akelarre.
Oiane: En general, para todo lo que tiene que ver con memoria histórica, trabajamos con el IPES, Instituto para la promoción de estudios sociales, que acaban de hacer 40 años y estudian la historia de Euskal Herria, el feminismo y el tema del euskera; también colaboramos con Euskal Memoria y con Intxorta, el Centro vasco de interpretación de la memoria histórica de Elgeta.
Para terminar, ¿cuál es el objetivo final de todo este trabajo?
Oiane: Lo fundamental es dar a conocer el asunto en el barrio. Por ejemplo, el año pasado hicimos unas jornadas y se podría repetir algo así; nuestro objetivo final es que la gente sepa lo que pasó en Santutxu y que lo recuerden.
Andrea: También organizamos visitas guiadas por el barrio, con el tema “memoria de las mujeres”, en las que mostramos edificios que antes eran cárceles, hablamos de las huelgas de mujeres… Vamos incluyendo todo lo que vamos investigando, por lo que las visitas siempre son diferentes. Se puede apuntar el que quiera a través de la página de Baskale.
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