La Policía municipal de Bilbao cumple 175 años
140 cms. de altura y llevar bigote, esos eran dos de los curiosos requisitos exigidos en 1844 para entrar en la Policía municipal. Han pasado 175 años de aquello y el cuerpo, evidentemente, ha evolucionado de manera paralela a como lo ha hecho la ciudad. Y es que la historia de la Policía Municipal, tal y como dice su director Adolfo Alustiza, es la historia de Bilbao y de sus ciudadanos, una historia que, en ocasiones ha sido muy dura, ya que ha habido guerras, una dictadura, muchas épocas de crisis, terrorismo, inundaciones… pero en todos esos momentos duros, siempre ha estado la policía municipal, adaptándose a lo que tocaba en cada momento, hasta llegar al punto en que actualmente nos encontramos: un tiempo de esperanza en el que se ha conseguido el hito de poner de acuerdo a todos los partidos políticos para firmar un pacto por la seguridad ciudadana que deberá desembocar en la tan esperada y solicitada instauración de la policía de cercanía. Para hablar sobre este cuerpo policial hemos estado charlando con una de las personas clave en la historia de la policía municipal, como es el actual director del cuerpo, Adolfo Alustiza.
¿Cuándo entras en el cuerpo?
Estoy en dos épocas diferentes en la Policía municipal; en 1983 yo entro como jefe de la policía municipal de Durango, en una época en la que, tras la recuperación del concierto económico, empieza a llegar dinero a los ayuntamientos y se empezaban a fortalecer las instituciones y también es cuando se empieza a crear el gobierno vasco. Pero en 1989 hay un conflicto entre el jefe y parte de los mandos de la policía municipal de Bilbao y el alcalde Gorordo, lo que supone su expulsión como funcionarios del ayuntamiento. En junio de ese año me llaman a mí y era un momento muy delicado porque los 80, socialmente y en materia de seguridad, fueron muy complicados; yo suelo decir que, en aquella época, la única buena noticia fueron las ligas y la copa del Athletic porque todo lo demás fue terrible: terrorismo, crisis galopante, drogas, inundaciones… una época muy oscura para Bilbao y una época crítica para la policía municipal.
Yo estuve poco tiempo porque un año después de llegar, Juan Mari Atutxa me llama para dirigir parte de la Ertzaintza y ultimar un modelo y un despliegue de la policía autonómica.
La segunda vez que me hago cargo de la Policía municipal es hace dos años, cuando me solicitan volver para ayudar en el proyecto en una época muy diferente así que, aquí estamos de nuevo en el negocio, después de dar muchas vueltas por diferentes administraciones.
¿Qué otros cargos institucionales has ocupado a lo largo de tu carrera?
Estuve en la Ertzaintza desde 1991 hasta 2001, en unos años muy duros. Pero, más que cuestiones de policía como tal, me ha tocado construir una nueva administración y la mayor parte ha sido la de policía ya que he estado en momentos muy especiales; también he estado trabajando en servicios sociales o dirigiendo Lanbide… todo eso te va dando una visión global de lo que es la administración y de lo que es gobernar o de lo que debe ser el papel de los medios de comunicación y los políticos en las sociedades occidentales tan complejas. Pero yo siempre digo que durante todos los años me he dedicado a lo mismo: a construir diferentes servicios públicos.
Y ahora aquí nos encontramos, celebrando 175 años de un servicio que se antoja imprescindible ¿no?
Yo creo que siempre lo ha sido, desde la fundación de Bilbao en 1300, donde ya había servicios de seguridad; yo creo que cualquier sociedad necesita esos servicios de seguridad. Al final, las sociedades, después del neolítico cuando ya son sociedades estables por el avance económico que supuso la introducción de la agricultura, se asientan las ciudades y las normas de convivencia para poder convivir. Necesitamos esas normas que, a veces, no todo el mundo las respeta y para eso, para hacerlas respetar, está la policía y, sobre todo, para vigilar y prevenir que no se alteren.
Hablemos ahora de los diferentes hitos y cambios que ha vivido la policía municipal a lo largo de su historia.
Un elemento muy importante a la hora de entender los cambios en la policía municipal es que hay que dejar claro que es un servicio municipal del ayuntamiento y que, por lo tanto, debe responder a las necesidades de la ciudadanía. La historia de la policía municipal, en definitiva, es la historia de la ciudad y de las demandas de seguridad de sus ciudadanos y ciudadanas.
El 8 de Noviembre de 1844, que es cuando se funda la policía municipal, lo que se hace realmente es una refundación de los recursos humanos que ya había en Bilbao en materia de seguridad. En concreto, aquí se forma con 12 agentes y un jefe que tenían que medir más de 1,40 m de estatura y tener bigote. Supone una organización más estable y profesional que lo que había y, bajo el mandato de Federico Victoria de Lecea, y como la sociedad va cambiando, los servicios que hay que ofrecer también cambian.
Así que, hablando de los grandes hitos comenzaremos con la fundación del cuerpo, porque suponía pasar de un sistema menos profesional a un cuerpo de policía organizado, con un régimen semimilitar y que va evolucionando, ajustándose a las necesidades de los ciudadanos.
A principios del siglo XX se le da a la policía un tinte de persecución del crimen y se forma lo que, hoy en día, serían los primeros pasos de la policía judicial, formando a los agentes en aspectos e investigaciones de los criminales y en persecución del delito; se crea un cuerpo de seguridad y vigilancia y mantenimiento del orden, y se forma a los agentes en lo que hoy llamaríamos criminología.
Otra época histórica es la época previa a la guerra civil, cuando se produce una transformación de la policía que ya está motorizada y tiene elementos más modernos. Todo esto sucede porque en aquel momento hay un jefe que impulsa todo esto que fue Modesto Arambarri Gallastegui, un personaje muy importante en la transformación de la policía municipal y que en la guerra civil pasa a ser uno de los hombres de confianza del Lehendakari Agirre en el ejército vasco.
Después llega la dictadura y se produce una reducción en todas las policías municipales por la presencia de la policía armada y la guardia civil, que son cuerpos que se potencian desde el régimen. La policía municipal de Bilbao, que es la primera de Euskadi, convive con la policía foral que ya existía y que desaparece después de la guerra civil. La labor de la policía municipal en los años de la dictadura se reduce, básicamente, a labores de tráfico y ordenanzas.
Siguiendo con momentos o hitos concretos, en los años 80, por el brote del terrorismo, la policía nacional está muy mermada y tan solo cuenta con dos o tres coches zeta para Bilbao y toda la margen izquierda así que en el 89, ante una situación de conflictividad y de delincuencia muy grave, la policía municipal ocupa ese espacio necesario, creciendo desde las labores de tráfico y de ordenanza, creándose la unidad canina, trabajando en delitos contra las personas, contra la propiedad o contra la salud pública porque no había quien hiciera todo eso.
En los años 90 acceden a la policía muchos agentes jóvenes que modernizan el cuerpo porque tienen otra visión de lo que es la convivencia y la seguridad, y que van sustituyendo a esos agentes que básicamente habían hecho tráfico. En principio, estaba pensado que todas esas actividades adicionales las realizara la policía municipal hasta que llegara la Ertzaintza. Sin embargo, la Ertzaintza se despliega en 1994 pero el repliegue de la Policía Municipal no se produce inmediatamente porque la policía autonómica está centrada en la lucha contra el terrorismo y, en una ciudad como Bilbao, que estaba cambiando mucho hacia una ciudad de servicios, la policía municipal siguió trabajando de manera similar.
El despliegue de la Ertzaintza, que no es más que la refundación de los cuerpos forales, como comentábamos es también un momento histórico. En aquel momento, yo estaba de director de la Ertzaintza y Tomás Del Hierro de director de la policía municipal y, ante esta nueva situación, establecemos un protocolo de intervención que, posteriormente, sirve de modelo en el resto de capitales vascas.
En los últimos años, también estamos viviendo un momento importante con una reestructuración de la policía marcada por el cese de la actividad terrorista de ETA, que supuso una nueva reformulación de los papeles de la policía en las ciudades. Otro hecho importante es que estamos en una ciudad que, cada vez, es más participativa y los ciudadanos quieren trabajar día a día por cambiar la ciudad, la que hace que en 2012 se formule por primera vez que la policía municipal debe ir transitando hacia un modelo de policía vecinal o de proximidad, lo que requiere una mayor descentralización territorial y eso se mire como se mire, es más caro y estamos en plena crisis. La reformulación se hace en el momento adecuado, pero en una época poco propicia económicamente y eso hace que al modelo le cueste cuajar porque requiere más efectivos y un presupuesto más alto en unos años de contracción de las cuentas públicas en todas las instituciones. En 2016 empezamos a respirar presupuestalmente y en 2017 empezamos a trabajar todo eso casi intentando recuperar esos años en que no se habían podido llevar a cabo ese proyecto.
El 5 de marzo de 2018 se produce el último gran hito con la firma del pacto por la seguridad ciudadana por parte de todos los partidos políticos del ayuntamiento. En este pacto se formulan y se establecen medidas de lo que tiene que ser el modelo de policía vecinal, que es lo que quieren los vecinos y se aprueban 35 medidas, muchas de ellas de corte participativo, viendo el campo de la seguridad como un campo donde también los ciudadanos, bien como ciudadanos o como grupo de interés, tienen que participar en las políticas de seguridad.
Ese modelo lleva ya un tiempo probándose en barrios como Otxarkoaga ¿verdad?
Una de las medidas acordadas es establecer en cada barrio un taller de barrio, un ámbito conjunto donde trabajen conjuntamente los ciudadanos con su policía. En Otxarkoaga, que es donde más trabajado lo tenemos, estamos probando un foro permanente de personas y asociaciones concretas y establecidas en el consejo de distrito; también se quieren hacer foros abiertos a toda la ciudadanía para escuchar críticas y propuestas. No sé si esto cuajará finalmente pero creo que es un gran hito en estos 175 años de historia, por la búsqueda de una nueva relación entre la policía y su ciudadanía.
¿Cuál crees que han sido los mayores logros de la Policía municipal en estos 175 años?
Yo creo que el mayor logro es ser una de las policías que mayor prestigio tienen en el estado y eso es fruto del trabajo en estos 175 años, es el tercer cuerpo municipal del estado y, después de la dictadura, es la que más evoluciona y además, profesionalmente, está muy bien considerada. El otro gran logro es que, como te decía, es la historia de Bilbao ya que, por ejemplo, en el primer partido que se juega en San Mames ya estaba la Policía municipal regulando el tráfico… eso te indica que en todo aquello que sucede en la ciudad desde 1844 hasta nuestros días, la Policía Municipal ha sido parte de la vida de las personas que han estado en Bilbao.
¿Y cuáles han sido los momentos más duros?
Me imagino que la guerra y la posguerra serían tiempos muy duros, así como las guerras carlistas o la dictadura de Primo de Rivera. Como cuerpo, la época franquista supuso la mayor lejanía de la ciudadanía hacia la policía municipal y, en general, hacia todos los cuerpos policiales. Pero, de lo que yo he vivido, los años 80 y 90 con el terrorismo fueron los más duros, porque he conocido mucha gente que ha sufrido mucho.
¿Cómo crees que percibe la ciudadanía la labor de la Policía Municipal?
Pues en las últimas encuestas que hemos hecho, la ciudadanía le daba una nota de 7,5, una nota muy alta que refrenda ese logro de ser parte de la ciudad y de ser uno de los servicios icónicos del ayuntamiento.
¿Y no piensas que, en ocasiones, esa imagen se puede ver un poco distorsionada por la acción de ciertos medios de comunicación?
No son sólo los medios los que crean una imagen equivocada, sino que también colaboran en ello todos aquellos que tienen un interés económico o político con el tema de la seguridad. Primero generan el temor o el problema y luego lo solucionan, como se ve en las campañas agresivas de ciertas empresas de seguridad; y luego está el aspecto político de crear ese miedo, por ejemplo, hacia el extranjero. Por otra parte, está claro que hay cierto tipo de noticias que venden más y si, en los informativos, sólo se bombardea con ese tipo de noticias, eso genera la sensación de inseguridad. Para los que tenemos la responsabilidad de poner en su justa medida los problemas de seguridad es muy difícil poner el matiz a la hora de hacer la lectura de los hechos, cuando en el discurso que quieres hacer llegar a la ciudadanía se cruzan tantos intereses.
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